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Ciberbullying o Ciberacoso ¿Qué es y cómo prevenirlo?

El ciberbullying o ciberacoso se ha convertido en un problema que afecta a niños y adolescentes, pero también a adultos. Es uno de los lados oscuros de internet y las redes sociales y socialización a través de ellas. En este artículo definiremos qué es el ciberbullying, veremos sus principales características y tipos y cómo podemos prevenir estas conductas nocivas.

¿Qué es Ciberbullying o Ciberacoso? 

El cyberbullying consiste en el uso de medios digitales para acosar, intimidad, amenazar, amedrentar o molestar a una persona o un grupo de personas mediante ataques personales o divulgación de información personal privada o falsa.

Al cyberbullying (o ciberbullying, puesto que podemos encontrarlo escrito de ambas formas), también se le denomina ciberacoso, acoso virtual o acoso cibernético.

¿Cuándo estamos ante un caso de ciberbullying?

Si bien no existe una única definición de ciberbullying, este se produce cuando niños, adolescentes o adultos emplean dispositivos digitales, como smartphones u ordenadores, redes sociales u otras plataformas digitales para intimidar, amenazar y acosar de manera agresiva o intimidatoria a alguien, normalmente un igual de su entorno cercano (compañeros de clase, compañeros de trabajo, personas dentro de un círculo de amigos, etc.).

El ciberacoso se produce a lo largo del tiempo e incluye (pero no se limita a): mensajes de texto, mensajes instantáneos, imágenes, vídeos, correos electrónicos malos, desagradables o amenazantes que se envían directamente a una persona a través de un teléfono móvil o Internet.

Habitualmente, cuando hablamos de ciberbullying y ciberacoso, nos referimos a aquel que se produce entre menores, pero los adultos también pueden sufrirlo en diferentes grados y cuando este se produce en el ámbito laboral, hablamos de mobbing o bullying laboral.

Características del Ciberacoso

Hay una serie de características del cyberbullying que nos ayudarán a comprender mejor que entraña el acoso digital:

  • Hay un desequilibrio de poder entre las víctimas del ciberacoso y sus agresores (pueden ser desigualdades físicas, psicológicas o sociales o combinaciones de las tres).
  • Es intencional, es decir, el acosador o acosadores saben que están haciendo daño y quieren hacerlo.
  • No es puntual, sino que se mantiene en el tiempo, repitiéndose cada día.
  • Cuando se produce entre menores, suele producirse en grupo.
  • Acosador y víctima suelen ser conocidos o moverse en el mismo círculo. En el caso de menores, es muy habitual que estén en la misma clase.
  • Donde más se produce y reproduce el ciberbullying es en redes sociales, especialmente cuando hablamos de menores, aunque los adultos también lo sufren en ellas.
  • Los ataques se basan en insultos, humillaciones, difusión de falsos rumores, difusión de imágenes o vídeos privados (en ocasiones de contenido íntimo), etc.
  • Causa daño psicológico en las víctimas.
  • El ciberacoso es percibido como anónimo, lo que puede ayudar a disminuir la empatía que siente quien está participando en este tipo de comportamientos de acoso hacia las víctimas.
  • Los jóvenes que experimentan el acoso cibernético son menos capaces de defenderse fácilmente o escapar del mismo, especialmente porque hay un número infinito de seguidores potenciales del acoso en línea.

¿Qué causa cyberbullying?

Las causas del ciberbullying suelen ser las mismas que encontramos detrás del acoso físico; los acosadores son personas que normalmente tienen baja autoestima y hacer daño a otras personas les hace sentirse fuertes y con poder.

Los seguidores del acosador y que a su vez perpetúan el ciberacoso pueden tener diferentes motivaciones; por un lado, si eres acosador no eres víctima, por otro lado, cuando el acoso se produce en grupo, baja la empatía hacia la víctima, e incluso algunos pueden llegar a no ser conscientes del daño real que están causando (especialmente en niños).

La expansión de las redes sociales y otras plataformas digitales (especialmente juegos en línea) y el acceso cada vez más temprano a dispositivos digitales, como los smartphones, ha hecho también que el ciberbullying se extienda más, en muchas ocasiones trasladando el acoso en clase al acoso en Internet.

En adultos, las causas del ciberbullying son similares, pero también pueden venir derivadas de envidias, rupturas de relaciones o el simple deseo de perjudicar y hacer daño a una persona.

Tipos de Ciberbullying

Internet, las redes sociales y los dispositivos digitales han hecho que se desarrollen diferentes tipos de ciberbullying, a continuación veremos cada uno de ellos, para ayudar a reconocer estas prácticas.

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  • Doxing

El doxing se refiere al acto de revelar abiertamente información sensible o personal sobre alguien sin su consentimiento para avergonzarlo o humillarlo.

Esto puede variar desde la difusión de fotos personales o documentos de figuras públicas, hasta compartir los mensajes personales guardados de un individuo en un grupo privado en línea. La clave es la falta de consentimiento de la víctima y la intención de hacerle daño con dicha difusión.

  • Fraping

Fraping es cuando un acosador usa las cuentas de redes sociales de otro para publicar contenido inapropiado con su nombre. Puede ser inofensivo cuando los amigos escriben publicaciones divertidas en los perfiles de los demás, pero tiene el potencial de ser increíblemente dañino.

Por ejemplo, un acosador que publica insultos raciales u homofóbicos en el perfil de otra persona para arruinar su reputación.

Trolling (o trolear) es cuando un acosador busca molestar intencionalmente a otros publicando comentarios inflamatorios en línea. Es bastante habitual en redes sociales, ya que se beneficia del anonimato que estas ofrecen.

El trolling no siempre es una forma de ciberbullying, pero puede usarse como una herramienta para el ciberacoso cuando se realiza con intenciones maliciosas y dañinas. Estos acosadores tienden a estar más separados de sus víctimas y no tienen una relación personal.

Este tipo de acoso en línea constituye la publicación o el envío directo de insultos, vejaciones y calumnias a su objetivo. El flaming es similar a trolling, pero generalmente será un ataque más directo contra una víctima concreta para incitarla a peleas en línea.

El phishing es un ataque cibernético que utiliza el correo electrónico disfrazado como arma. El objetivo es engañar al destinatario del correo electrónico para que crea que el mensaje es algo que quiere o necesita (una solicitud de su banco, por ejemplo, o una nota de alguien de su empresa) y hacer clic en un enlace o descargar un archivo adjunto.

Los atacantes se hacen pasar por una entidad confiable de algún tipo, a menudo una persona real o una compañía con la que la víctima podría hacer negocios. Su relación con el ciberbullying radica en que a través de estos ataques es posible hacerse con las cuentas de usuario de la víctima y llevar a cabo otras prácticas de ciberacoso descritas en este artículo.

El grooming es un proceso utilizado por personas adultas con un interés sexual en los niños para preparar a un niño para el abuso sexual. A menudo se planifica con mucho cuidado y puede llevarse a cabo durante semanas, meses o incluso años.

La preparación consiste en hacer que el menor piense que el sexo con el delincuente es normal o que no tiene otra opción. Los delincuentes hacen esto al construir una relación y una conexión emocional con el menor.

Uno de los aspectos más siniestros del grooming es la forma en que imita tan estrechamente las relaciones genuinamente positivas. Esto puede dejar a sus víctimas muy inseguras de en quién confiar, a veces asumiendo que no pueden confiar en nadie, incluso en personas que parecen ser amables y que se preocupan.

El sexting es el acto de enviar mensajes o imágenes sexualmente explícitas a través de un teléfono móvil o mensaje de texto. Es muy parecido al sexo telefónico, excepto que en lugar de hablar por teléfono, las parejas se comunican a través de texto e imágenes.

El envío de mensajes de texto es común entre los adolescentes y los adultos jóvenes, ya que este grupo de edad es más experto en comunicarse por mensaje de texto.

En principio no es una práctica de ciberacoso, pero puede convertirse en ella cuando una de las partes comparte y hace públicas las fotos y mensajes sexualmente explícitos que el otro le ha enviado. O las emplea para llevar a cabo prácticas de sextorsión.

  • Dissing

Dissing se refiere al acto de un acosador que difunde información cruel sobre su objetivo a través de publicaciones públicas o mensajes privados para arruinar su reputación o sus relaciones con otras personas.

En estas situaciones, el acosador tiende a tener una relación personal con la víctima, ya sea como conocido o como amigo.

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  • Engaño

El engaño es similar al doxing, con un elemento adicional de engaño. En estas situaciones, el acosador se hará amigo de su objetivo y lo engañará con una falsa sensación de seguridad.

Una vez que el acosador ha ganado la confianza de su objetivo, abusa de esa confianza y comparte los secretos y la información privada de la víctima a un tercero o múltiples terceros.

  • Ciberstalking o ciberacecho

El ciberstalking o ciberacecho es el acoso llevado a Internet. En este caso el acosador, que recibe el nombre de ciberstalker, se obsesiona con una sola persona, a la que acosa allí donde esta tenga presencia en Internet, fundamentalmente redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería instantánea.

El ciberstalker «inunda» a la víctima con mensajes e intentos de comunicación no deseada (hablamos de mensajes y presencia continua en las redes de su víctima). En ocasiones, si la víctima lo ignora, este ciberacosador puede pasar a prácticas más agresivas, como insultos o difusión de falsos rumores.

  • Enmascaramiento

El enmascaramiento ocurre cuando un acosador crea un perfil o identidad inventado en línea con el único propósito de intimidar a alguien.

Esto podría implicar crear una cuenta de correo electrónico falsa, un perfil falso de redes sociales y seleccionar una nueva identidad y fotos para engañar a la víctima. En estos casos, el acosador tiende a ser alguien que la víctima conoce bastante bien.

  • Ciberacoso por exclusión

Aunque el acoso por exclusión es más habitual en el acoso en persona, también puede producirse en el ámbito digital siguiendo exactamente el mismo patrón, que consiste en dejar fuera a la víctima de conversaciones y chats grupales (de la misma forma que se la deja fuera de eventos en grupo como fiestas o salidas).

No es extraño que el ciberacoso por exclusión y la exclusión en persona se combinen, de manera que la víctima queda aislada socialmente tanto fuera como dentro de Internet.

  • Happy Slapping

El happy slapping (que podemos traducir por «palizas felices») es una práctica de ciberbullying bastante frecuente en la actualidad y se produce sobre todo entre adolescentes.

Consiste en realizar agresiones físicas, grabarlas con el móvil y después difundirlas por WhatsApp o redes sociales. La difusión de estas palizas, en las que un grupo de adolescentes acorralan a su víctima para pegarle mientras lo graban, conduce normalmente a que la víctima siga sufriendo acoso.

  • Harassment

El harassment o acoso es una categoría amplia en la que se incluyen muchos tipos de ciberacoso, pero generalmente se refiere a un patrón sostenido y constante de mensajes en línea hirientes o amenazantes enviados con la intención de dañar a alguien.

  • Ciberacoso por notificaciones

El ciberacoso por notificaciones se produce cuando el acosador utiliza la dirección de correo electrónico o el número de teléfono de la víctima para suscribirlo a diferentes servicios y plataformas, de manera que la víctima reciba notificaciones de estos sitios.

Actualmente, aunque esta práctica está bastante extendida y puede suponer algunas molestias, gracias a la normativa de protección de datos, las víctimas pueden darse de baja de estas suscripciones con facilidad.

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¿Cómo detectar el Ciberacoso?

El primer paso hacia la prevención del ciberbullying es saber detectarlo, especialmente cuando las víctimas son niños o adolescentes.

En casos de acoso digital a menores, si ese menor es el acosador, podemos detectarlo estando atentos a los siguientes aspectos en el comportamiento del menor:

  • Necesidad imperiosa de dominar a otros; les gusta valerse de la fuerza física
  • Bajo rendimiento académico
  • Impulsividad y baja tolerancia a la frustración
  • Dificultades para asumir y cumplir la normativa
  • Una actitud de mayor tendencia hacia la violencia y el uso de los medios violentos
  • Poca empatía hacia las víctimas de agresiones y una opinión relativamente positiva de sí mismo. En los chicos se da un modelo de reacción agresiva combinado con la fortaleza física
  • Las relaciones con los adultos suelen darse de manera agresiva
  • Son protagonistas tanto de agresiones proactivas (deliberadas con la finalidad de conseguir un objetivo) como reactivas (defensivas ante el hecho de ser provocados).

Las manifestaciones en niños y adolescentes víctimas de acoso digital son:

  • Cambios en sus hábitos:
    • En el uso de dispositivos móviles o de Internet
    • De asistencia a clase
    • Por ausencia en actividades hasta ese momento preferidas
    • En altibajos en los tiempos de estudio y en el rendimiento del trabajo escolar
    • Variaciones en sus actividades de ocio habituales
    • Regularidad en la cantidad de comida y maneras de comer
    • Por permutas en los grupos de iguales, en ocasiones antagónicos
    • En relación con los adultos, en cuanto a la frecuencia y dependencia de ellos
    • En cuanto a su capacidad de concentración y de mantenimiento de su atención
    • Por modificación de sus costumbres de ocupación de su tiempo libre
    • En estados de humor
  • Cambios en el estado de ánimo:
    • Fundamentalmente en el humor
    • Momentos de tristeza y/o apatía e indiferencia
    • En actitudes de relajación y tensión, incluso de reacción agresiva inusual
    • Excesivas reservas en la comunicación.
  • Cambios en su red social:
    • Intercambios extraños de red social y/o por repentina pobreza, ausencia de amistades y de relaciones sociales
    • Falta de defensa ante supuestas bromas públicas u observaciones públicas, inocuas aparentemente a ojos de los adultos
    • Miedo u oposición a salir de casa.
  • Cambios físicos o en sus pertenencias:
    • En su lenguaje corporal ante determinadas presencias: hombros encorvados, cabeza gacha, falta de contacto en ojos, rechazo de la presencia pública…
    • En la ocupación de espacios escolares: cercanía a adultos, miedo a recreos, ocupación de rincones, paredes y espacios protegidos y controlables visualmente…
    • De ocultamiento especial cuando se comunica por Internet o móvil
    • Explosiones agresivas momentáneas
    • Manifestaciones de enfermedad o dolencias frecuentes
    • Pérdida y/o deterioro de pertenencias físicas, lesiones físicas frecuentes sin explicación razonable.
  • Cambios somáticos:
    • Aumento o pérdida de peso rápido derivados de cambios en el comportamiento ante la comida: falta de apetito o comidas compulsivas
    • Mareos frecuentes con síntomas no comunes
    • Dolor de cabeza o estómago que no ocasionan despertares nocturnos, pero que impiden realizar actividades normales como ir al colegio.

¿Cómo prevenir el cyberbullying?

Afortunadamente, existen soluciones para poner freno al ciberbullying. Así, a la pregunta de cómo evitarlo podemos responder con la aplicación de medidas técnicas, educativas y físicas.

  • Medidas de formación:

Es necesario un conocimiento por parte de alumnos, padres y profesores sobre estos casos de acoso y cómo deben actuar.

Los alumnos deben saber cómo responder afirmativamente ante un caso de ciberacoso. Los padres y profesores deben conocer los protocolos existentes en caso de que se produzca esta situación.

Dentro de estas medidas están:

    • Hablar, tratar, escenificar y debatir la naturaleza, riesgos, gestión y consecuencias de estos casos en el transcurso escolar, en las clases, entre alumnado y profesorado.
    • Adoptar metodologías como el análisis de casos, el rolplay, las técnicas narrativas, como medios que faciliten esa inserción en la formación del alumnado por parte del profesorado en sus clases.
  • Medidas organizativas:

Dentro de las medidas organizativas están:

    • Organizar el centro escolar contra el ciberbullying, creando un grupo de personas que trabajen contra el acoso.
    • Contar con profesores con conocimientos que canalicen y faciliten la información y el funcionamiento técnico de mecanismos y dispositivos.
    • Disponer de sistemas anónimos y seguros de comunicación de los casos.
    • Contar con estructuras estables entre el alumnado que se ocupe de ayudar en esos casos.
  • Gestión adecuada de casos:

Para ello, deben aplicarse medidas como:

    • Protocolos previamente establecidos y coordinados en la comunidad educativa entre los centros y las familias.
    • Información y formación al profesorado, familias y alumnado de una correcta gestión de las emociones en el espacio virtual.
    • La adopción de códigos online correctos y hábitos de buenas prácticas.
    • Entrenamiento en practicar la coherencia con ejercicios de paralelismo entre las actuaciones de la vida virtual y las de la vida real (trasladar a la vida virtual consejos de la vida real como el «no hables con extraños»).
    • Pautas educativas de reacción, el qué hacer y qué no hacer cuando se produzca ciberacoso escolar, tanto por parte del alumnado como de sus familias.
    • Desconfiar de las habilidades e iniciativas personales para manejar esas situaciones.
    • Búsqueda de ayuda en los adultos o en los iguales capacitados o dispuestos a ello para ayudar a gestionar estos casos.
    • Mejorar el conocimiento por parte del personal sanitario para que sean capaces de realizar un diagnóstico precoz.
  • Evitar el riesgo:

Las medidas a adoptar para evitar el riesgo de ciberbullying o ciberacoso son:

    • Implementar acciones que dificulten que a los menores lleguen personas con esas intenciones, que pasan por educar al menor en lo que tiene que ver con la gestión de la comunicación, de sus datos personales, imagen e intimidad; que sepa reaccionar (qué no hacer) y a quién acudir cuando hay una sospecha de que eso pudiera estar pasando.
    • Que conozca los riesgos de las prácticas adictivas online y de la filiación a comunidades de riesgo.
    • Utilizar mecanismos físicos y técnicos en la red y en los aparatos para dificultar el acceso fácil al menor.
    • Identificar y perseguir a las personas que buscan estas situaciones.
  • Búsqueda de ayuda:

Las medidas a adoptar para buscar ayuda son:

    • La elaboración de una red en la comunidad escolar que haga tareas preventivas contra el ciberbullying, fomentando cibermentores o equipos de ayuda entre el propio alumnado.
    • Reuniones de familias que aborden estos temas.
    • Asesoramiento en instancias superiores o de fuera de la escuela.
    • Apoyo logístico y asesoramiento técnico en los casos que lo requieran.

Casos de ciberbullying 

A continuación vamos a ver algunos casos reales como ejemplos de ciberbullying y las consecuencias nefastas a las que puede conducir.

Empezamos por un caso que en su momento llegó a ser muy conocido, ya que fue protagonista de varias noticias sobre ciberacoso. Se trata del caso de Amanda Todd, esta menor canadiense de 15 años se quitó la vida en 2012 tras sufrir sextorsión y posteriormente un ciberacoso continuado, que trascendió más allá de las pantallas.

El caso de Amanda comienza cuando, con 12 años, envía una imagen de sus pechos a un supuesto conocido durante un videochat. Un año después este conocido se convierte en acosador e intenta chantajearla en Facebook pidiendo una nueva sesión delante de la webcam, en caso de no hacerlo, publicaría la foto de los pechos de la menor en la red social. Y eso fue lo que ocurrió. A partir de ese momento la imagen empezó a circular sin control entre conocidos y desconocidos de la joven, que empezó a ser ciberacosada por estas personas, incluso llegando a recibir una paliza.

El ciberacoso que sufría Amanda la llevó a autolesionarse, intentar suicidarse y, finalmente, quitarse la vida en 2015. Lo que hizo más «famoso» este caso fue que la propia Amanda dejó antes grabado y subido un vídeo en YouTube, en el que explicaba a través de carteles toda su historia de acoso. El vídeo, a día de hoy sigue colgado en YouTube (a petición de la madre de la joven), donde acumula más de 14 millones de visitas y donde quiere servir como ejemplo de lo que entraña el ciberacoso, a dónde puede conducir y el daño que puede causar.

Más reciente y más cerca, ocurrió en un instituto de Getafe (Madrid) en 2019, tenemos el caso de una joven de 14 años que fue víctima de una paliza por parte de una compañera, mientras otra lo grababa con su móvil, para más tarde distribuir el vídeo a través de WhatsApp. El vídeo lo vio prácticamente todo el instituto y la víctima comenzó a recibir burlas y humillaciones de sus compañeros. Esto la condujo a una depresión y un intentó de suicidio, que la llevó al hospital.

Lo peor de este caso, es que el centro aparentemente no hizo nada por ponerle freno a la situación y, en principio, las acosadoras no sufrieron ninguna consecuencia.

Estos son solo dos ejemplos de casos reales, pero basta con buscar en Internet para encontrar más de ellos, algunos con finales más «felices» que otros. Y es que, como veremos un poco más adelante, las estadísticas de casos de ciberbullying no han hecho más que subir en los últimos años.

Sanciones por ciberbullying

En caso de que esa situación de ciberacoso constituya un delito penal, toda persona que tenga conocimiento de la misma, está obligada a denunciarlo ante la policía, el Juzgado de guardia o la Fiscalía de menores.

En caso de que el ciberacoso se produzca en el ámbito escolar, debemos comunicarlo al centro y, si no toman las adecuadas medidas para parar ese acoso, podemos denunciarlo ante la Inspección de Educación.

Siempre es conveniente buscar un asesoramiento legal de expertos y recopilar todas las pruebas que nos ayuden a demostrar en un juicio que se ha producido ese acoso.

El acoso digital puede ocasionar delitos de amenazas, injurias, vejaciones o coacciones, según el Código Penal.

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Se establecen penas de prisión de uno a cuatro años y multa de 12 a 24 meses en casos de delitos de revelación de secretos o publicación de información confidencial de terceros sin su consentimiento.

Para que el hecho sea punible, el autor del ciberacoso, en caso de ser un menor, debe tener entre los 14 y los 18 años en el momento en que se producen los hechos. La competencia será de los jueces penales si tiene 18 años o más.

Los menores de 14 años, por su parte, son absolutamente inimputables desde el punto de vista penal, sin perjuicio de las responsabilidades civiles y de las actuaciones sobre ellos desde el ámbito de protección previstas en el Código Civil y demás disposiciones vigentes.

En el Código Penal también se recogen otros delitos relacionados con el acoso digital:

  • Exhibicionismo y provocación sexual: prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.
  • Allanamiento informático: prisión de seis meses a dos años.
  • Injurias: multa de seis a catorce meses o de tres a siete meses.
  • Daños informáticos: prisión de seis meses a tres años.
  • Suplantación de identidad: prisión de seis meses a tres años.
  • Delitos de opinión: prisión de uno a tres años y multa de seis a doce meses.

Acoso en Internet y los menores de edad: Estadísticas sorprendentes

El ciberacoso se está convirtiendo en un tema candente tanto para padres como para maestros. Los niños pasan alrededor de 3 horas en línea y usan teléfonos móviles el 80% del tiempo, lo que lo convierte en el medio más común para la intimidación en línea.

Si un niño está expresando enfado o ansiedad después de conectarse a Internet, podría ser uno de los signos de que está siendo víctima de un acoso en Internet.

El ciberbullying o el ciberacoso es lo mismo que el acoso tradicional, pero si el acoso tradicional se detiene, cuando termina la escuela, para el acoso en línea casi no hay escapatoria.

Desafortunadamente, muchos niños se atormentan y hostigan mutuamente usando Internet a través de ordenadores y teléfonos inteligentes.

Para muestra, algunas estadísticas:

  • El 45% de los niños admiten haber experimentado acoso en línea.
  • Más del 40% dice que se ha convertido en el blanco de los acosadores.
  • El 70% admite haber presenciado ciberacoso.
  • 50% de los niños admiten estar asustados de sus acosadores en línea.
  • El 92% de los ataques de ciberacoso se llevan a cabo a través del chat y los comentarios en los sitios web de redes sociales.
  • Las víctimas de acoso cibernético tienen de 3 a 9 veces más probabilidades de considerar suicidarse.
  • Solo 2 de cada 10 víctimas informarán a sus padres o maestros de los ataques en línea.

Conclusiones sobre el ciberacoso o acoso cibernético

El ciberbullying o ciberacoso es un problema cada vez más evidente y que, junto con el acoso tradicional, no debemos ignorar, puesto que puede conllevar, en los casos más extremos, graves consecuencias para sus víctimas.

Existen muchos tipos y formas de llevarlo a cabo, se produce mayormente entre los adolescentes, pero niños y adultos también son víctimas de estas prácticas nocivas. Sin embargo, está en mano de todos ponerle freno, detectar los casos, prevenirlo y, sobre todo, ayudar a las víctimas a dejar de serlo. Si eres testigo de un caso de ciberacoso, denúncialo y, sobre todo, no te conviertas en acosador o te limites a mirar para otro lado.