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Igualdad

Roles y estereotipos de género ¿Cómo nos afectan?

Pese a los progresos que hemos hecho como sociedad para desterrar los roles y estereotipos de género, estos aún persisten, diferentes de una cultura o a otra, de un momento de la historia a otro. En este artículo analizaremos qué son los roles y estereotipos de género y cómo afectan a la consecución de la igualdad de género.

¿Roles y estereotipos de género son lo mismo?

Antes de abordar la cuestión de si roles de género y estereotipos de género son lo mismo, debemos establecer qué se entiende por género, puesto que es la base para los otros dos conceptos.

El género se puede definir como la construcción social de aquello que se considera masculino y femenino. El género no lo determina el sexo biológico con el que se nace, sino que es una etiqueta que se construye social y culturalmente, a través de la socialización diferencial de género, es decir, desde que nacemos se nos enseña a actuar de acuerdo a lo que espera la sociedad de nosotros en función del sexo con el que hemos nacido.

Establecido esto, los roles y estereotipos de género, aunque son términos interrelacionados y basados ambos en concepciones construidas por la cultura y la sociedad para dividirnos en dos grupos: hombres y mujeres, masculino y femenino, son dos conceptos que se pueden diferenciar entre sí.

Los estereotipos de género

Los estereotipos de género son creencias e ideas sociales y culturales mediante las que se adjudican una serie de características a la persona por ser esta un hombre o una mujer. Los estereotipos de género son, además, ideas preconcebidas y simplificadoras de lo que significa ser un hombre o una mujer y, por tanto, es habitual que deriven en prejuicios, que una vez interiorizados, dan lugar a sesgos de género, y así asociamos ciertos atributos físicos y psíquicos, capacidades y habilidades innatas a hombres y mujeres.

Los roles de género

Los roles de género son aquello que la sociedad espera de nosotros en función de nuestro sexo, es decir, cómo debemos comportarnos, qué profesiones debemos desempeñar, cómo debemos responder ante diferentes situaciones, etc. En cierto modo, los roles de género son la forma en la que se ponen en práctica los estereotipos de género.

Cuando una mujer o un hombre se comportan de forma diferente a lo que la sociedad espera de ellos, lo habitual es que se genere rechazo hacía dicha actitud (de ahí expresiones como «marimacho» para niñas que prefieren realizar actividades o juegos tradicionalmente asociados a los niños, y «nenazas» cuando los niños prefieren jugar con juguetes asociados a las niñas).

Ejemplos de estereotipos y roles de género

Para ilustrar mejor qué son los estereotipos de género y qué son los roles de género vamos a ver algunos ejemplos de ambos.

Ejemplos de estereotipos de género:

  • Masculinos:
    • Los hombres no lloran
    • Los hombres son agresivos
    • Los hombres son racionales
    • Los hombres son fuertes física y psicológicamente
  • Femeninos:
    • Las mujeres son débiles o delicadas
    • Las mujeres son emocionales
    • Las mujeres saben escuchar
    • Las mujeres son más organizadas

Ejemplos de roles de género:

  • Masculinos:
    • Los hombres son buenos líderes
    • Los hombres son mejores responsables de actividades productivas
    • Los hombres son hábiles para los trabajos físicos o que exijan fuerza
    • Los hombres tienen dotes para la toma de decisiones
  • Femeninos:
    • Las mujeres se ocupan mejor de los cuidados y las tareas domésticas
    • Las mujeres son mejores siguiendo órdenes
    • Las mujeres son más empáticas
    • Las mujeres trabajan mejor en equipo

roles y estereotipos de género                                                               

Roles y estereotipos de género ¿se aprenden?

Ya lo hemos adelantado más arriba, los roles de género y estereotipos son una construcción social y, por tanto, se aprenden a medida que crecemos, ya que se nos educa a través de la socialización diferencial de género, donde diferentes agentes (la familia, la escuela, el barrio, los medios de comunicación, los productos culturales que consumimos, etc.), van construyendo una imagen de lo que se espera de nosotros en función del sexo biológico con el que hemos nacido.

Los niños y las niñas aprenden a base de aceptación y rechazo de sus acciones, comportamientos, sentimientos y pensamientos, por parte de quienes les rodean de lo que «está bien para niños y lo que está bien para las niñas».

Aunque la sociedad es cada vez más crítica con roles y estereotipos de género, todavía los podemos encontrar con relativa facilidad. Por ejemplo, la ropa infantil a veces es buen reflejo de esas preconcepciones, cuando la ropa de niño es de ciertos colores (verdes, azules, rojos fuertes, naranjas, grises) y con mensajes e imágenes que reflejan acción, diversión, ciencias, etc. Mientras que la ropa de niña es de tonos más pastel (rosas, azules claros o celeste, grises claros) y los mensajes e imágenes están más relacionados con «ser guapa», princesas, «ser niñas buenas», etc.

La publicidad y los medios de comunicación tienen también parte de «culpa» en la creación de roles y estereotipos de género, puesto que no ha sido hasta recientemente que hemos visto cómo se ha empezado a poner en práctica una comunicación con enfoque de género y ver más diversidad en anuncios y productos audiovisuales (aunque todavía no son muchos, ya tenemos ejemplos de marcas de productos de limpieza donde quienes se ocupan de limpiar son los hombres, en vez de la tradicional ama de casa).

No nacemos con una programación preestablecida en nuestro cerebro en función de nuestro sexo biológico, sino que aprendemos al crecer en sociedad lo que esta espera de nosotros según la etiqueta que nos ha puesto: hombre o mujer.

¿Cómo afectan a la igualdad los roles y estereotipos de género?

Como ya señalamos antes, los roles y estereotipos de género provocan prejuicios y estos son la base para muchas de las discriminaciones que las mujeres sufren tanto en el ámbito laboral como en el social, cultural y político.

Si asociamos con los hombres el liderazgo y la ambición, discriminaremos a las mujeres para la ocupación de puestos de dirección o de responsabilidad o en cargos políticos. Si creemos que las actividades de cuidados y limpieza son de mujeres, veremos trabajos muy feminizados como el de limpiadoras (no es casual que siempre nos refiramos en femenino a esta profesión y ni con masculino genérico), enfermeras, agentes sociales o profesoras.

Roles y estereotipos de género pueden limitar las aspiraciones profesionales de mujeres y hombres, aunque actualmente afecte más a las mujeres, especialmente en carreras relacionadas con las ciencias y las ingenierías. También pueden limitar su progreso y carrera profesional, cuando al ser madres, de ellas se espera que pongan en «stand by» su carrera para cuidar a los hijos.

Podemos decir que mientras existan roles y estereotipos de género que incidan en cómo nos comportamos y qué elegimos hacer, la igualdad de género no podrá alcanzarse completamente. Y en gran parte son la razón de que haya que haber tomado medidas como la implantación de acciones a favor de la igualdad en las políticas públicas.

¿Cómo podemos superar los roles y estereotipos de género?

El primer paso para superar los roles y estereotipos de género es reconocerlos, es decir, identificarlos para no seguir transmitiéndolos a las generaciones que vienen detrás. No se trata de negar que haya diferencias biológicas entre mujeres y hombres, pero estas diferencias no pueden conducir a ideas preconcebidas sobre lo se espera de nosotros en base a nuestro sexo biológico; por ejemplo, ni los hombres carecen de emociones, ni las mujeres son incapaces de ser racionales y lógicas.

No es fácil eliminar construcciones sociales, porque muchas veces están tan arraigadas y aceptadas, que nos las vemos como algo negativo, sino como algo natural, esa es la razón, por ejemplo, de que la valoración de puestos de trabajo del plan de igualdad deba hacerse con perspectiva de género, porque si no se hace así, ciertas valoraciones basadas en sesgos y estereotipos de género no afloran (si pensamos que una habilidad es innata en las mujeres, no la valoremos como una capacidad adquirida y en la que se tiene experiencia).

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Tener identificados los roles y estereotipos de género, también contribuirá a qué haya igualdad en un proceso de selección, pues no caeremos en discriminaciones basadas en ellos (discriminaciones laborales que, aunque afectan mayoritariamente a las mujeres, también afectan a los hombres, por ejemplo, si pensamos que ellas están mejor capacitadas para cuidar de niños, es posible que en el proceso de selección de un puesto de profesor para educación infantil descartemos a los hombres a favor de las mujeres).

En definitiva, se trata de ser conscientes de que tenemos interiorizados estos roles y estereotipos de géneros y rechazarlos cuando asomen y, sobre todo, dejar de transmitirlos a los más jóvenes y pequeños con esas típicas frases de «eso no es de niños o de niñas».