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¿Cómo conseguir y garantizar la exclusividad de un producto?

Poseer la exclusividad de un producto, especialmente si hablamos de un producto de éxito, puede conseguir para la empresa grandes beneficios. Sin embargo, conseguir la exclusividad en un mundo hiperconectado y donde la tecnología ha permitido simplificar en muchos casos la creación de productos, puede resultar complicado.

En este artículo abordaremos algunos aspectos relacionados con la exclusividad del producto, lo que entendemos por este concepto y formas de conseguirla y protegerla.

¿A qué nos referimos con «la exclusividad de un producto»?

El concepto de exclusividad hace referencia a algo que es único y singular. En concreto, la RAE define «exclusivo» en dos de sus acepciones como:

  • Único, solo, excluyendo cualquier otro.
  • Privilegio o derecho en virtud del cual una persona o corporación puede hacer algo prohibido a las demás.

Hemos tomado estas dos definiciones de exclusivo porque son las que nos interesan para este artículo, puesto que la exclusividad podemos encontrarla en diferentes ámbitos, desde el marketing al periodismo. Pero aquí vamos a tratar de la exclusividad de un producto y lo que entendemos por ello.

Cuando hablamos de la exclusividad de un producto nos estamos refiriendo a un producto del cual no existe otro exactamente igual, si bien esta exclusividad puede generarse de distintas formas que consigan diferenciarlo de productos que puedan parecer o sean similares.

Así, la exclusividad puede lograrse, por ejemplo, por la función, finalidad u objetivo del producto, por su diseño, por sus componentes, por su calidad o incluso por su precio o porque exista un número limitado de unidades en el mercado.

También hablamos de exclusividad del producto cuando una compañía determinada tiene los derechos de distribución y venta del mismo en exclusiva.

En un mercado de competencia perfecta no podría existir la exclusividad del producto, puesto que se basa en una estructura en la que todas las empresas que concurren en el mercado, venden productos similares a precios similares. La exclusividad solo es posible en un mercado de competencia imperfecta.

Un ejemplo para entender mejor el concepto

Veamos un ejemplo de exclusividad de un producto, para entender mejor a qué nos referimos con ello.

Tomemos el iPhone de Apple; ninguna otra empresa puede fabricar un producto con las mismas características de un iPhone y, desde luego, ninguna empresa puede utilizar ese nombre comercial para referirse a ninguno de sus productos, por mucho que se parezcan. Apple es la única que lo fabrica y distribuye en todo el mundo (si bien, la distribución y venta pueden estar acordadas con otras empresas encargadas de ello).

Puede que estéis pensando que los smartphones de otros fabricantes cumplen básicamente las mismas funciones que un iPhone, y es cierto, sin embargo, el dispositivo de Apple cuenta con cierto diseño y características propias que los otros no tienen o, si las tienen, no funcionan exactamente de la misma manera.

Mirando otros productos de Apple, el concepto de exclusividad es fácilmente aplicable a esta marca y fabricante en concreto.

Ahora, desde el punto de vista de la exclusividad del producto en la distribución, y siguiendo con el ejemplo de Apple y su iPhone, en 2007 Apple y la compañía telefónica AT&T firmaron un contrato para la venta exclusiva del iPhone por parte de la segunda.

 

¿Cómo conseguir exclusividad de un producto o servicio?

Tener la exclusividad de un producto en concreto sin duda es una ventaja competitiva respecto a otras compañías que desarrollen productos similares o quieran hacerlo, puesto que garantiza que solo nosotros, al menos mientras dure esa exclusividad, tenemos el control sobre ese producto en concreto, su fabricación, distribución y venta.

Pero, ¿cómo podemos conseguir la exclusividad de un producto o servicio? Nuevamente vamos a verlo desde dos perspectivas, como los fabricantes y como los distribuidores o vendedores, entendiendo, además, que no se trata de conseguir un certificado de exclusividad de un producto o una carta de exclusividad (estos elementos sirven para certificar la exclusividad de cara al comprador del producto, por ejemplo, en las ediciones limitadas de determinados bienes).

Como fabricantes, para asegurar la exclusividad de un producto que hemos creado, debemos recurrir a la patente, es decir, registrarlo en el Registro de la Propiedad Industrial, que en España es la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas).

Sin embargo, el proceso de patentado no es sencillo y requiere cumplir bastantes requisitos, que recoge la ley de patentes y que se resumen en que el producto implique una actividad inventiva y sea susceptible de aplicación industrial, además de tener naturaleza técnica, es decir, ofrezca una solución a un problema técnico. Y lo más importante, debe ser novedoso (que no exista un producto similar o que cumpla con las mismas funciones).

Así que antes de acudir a la OEPM, es necesario saber si un producto está patentado, ¿cómo?, consultando en el propio buscador de la OEPM, la Oficina Europea de Patentes o incluso en Google Patents. De esa forma podremos saber si estamos ante un producto patentable o no.

Si finalmente podemos patentar nuestro producto porque este cumple con los requisitos necesarios, tendremos asegurada su exclusividad durante 20 años, que es el período de tiempo que duran las patentes.

Como distribuidores o vendedores, si queremos asegurarnos la venta o distribución de un producto en exclusiva, tendremos que recurrir a la firma de un contrato de exclusividad para su venta o distribución. A través de este tipo de contrato el fabricante puede asegurar un canal de distribución y venta no solo dentro del país en el que se reside, sino también en el ámbito internacional, sin necesidad de tener que establecerse en los países en los que quiera vender su producto.

Para el distribuidor o vendedor, el contrato de exclusividad le garantiza que solo él puede distribuir o vender dicho producto en una zona geográfica determinada y durante un período de tiempo determinado, de esa forma puede evitar problemas de competencia desleal.

¿Cómo proteger la exclusividad de nuestro producto?

Ahora que ya comprendemos mejor qué se entiende por exclusividad del producto y cómo conseguirla, queda responder a la pregunta ¿cómo proteger la exclusividad de un producto?

Lo cierto es que ya os hemos dado una respuesta; registrando dicho producto como patente o como modelo de utilidad, estaremos protegiendo nuestro derecho a fabricarlo y comercializarlo en exclusiva durante 20 años, al menos.

Pero antes de llegar a ese punto, es importante asegurarnos de que el diseño y funcionalidades de nuestro producto no se filtran. Para ello podemos recurrir a la firma de acuerdos de confidencialidad con empleados u otros colaboradores, que aseguren que el secreto del diseño del producto.

Un apunte que debéis tener en cuenta, el hecho de que tengáis una marca registrada y bajo ella lancéis un producto nuevo, no asegura la protección de la exclusividad del producto en sí, puesto que si no está patentado, cualquier persona o compañía puede copiar el diseño y lanzar un producto similar, perdiendo así la exclusividad, de hecho, vuestra competencia podría adelantarse a vosotros y patentarlo ellos.

Resumen

En resumen, la exclusividad del producto se puede considerar desde una doble perspectiva; bien desde quien diseña, fabrica y crea el producto, bien desde quien desea adquirir los derechos de distribución y venta en exclusiva del producto.

Para el primero, la forma de garantizar esa exclusividad pasa por diferenciar su producto del de los demás y, sobre todo, ofrecer algo nuevo o que solucione un problema existente, además de conseguir registrar la patente o el modelo de utilidad.

Para el segundo, la negociación y el acuerdo de exclusividad es la forma de conseguirla.