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Compliance

¿Qué es el Behavioral Compliance y cómo puede ayudar a tu empresa?

El concepto de «Behavioral Compliance» ha ido tomando relevancia en los últimos tiempos, pero ¿en qué consiste?, ¿qué relación tiene con el cumplimiento normativo?, ¿en qué se apoya? En este artículo analizaremos sus principales características y veremos cómo incorporarlo al programa de compliance de la empresa.

¿Qué es el Behavioral Compliance?

El behavioral compliance es una forma relativamente nueva de pensar en cómo incluir la ética en la transformación de la cultura corporativa. Los expertos están de acuerdo en que integrar el factor del comportamiento humano dentro del compliance tradicional puede mejorar su efectividad.

En este blog ya hemos hablado del compliance y la importancia que tiene para las empresas no solo crear un plan para su implementación, sino de llevar a cabo medidas efectivas para que todos los miembros de la compañía se impliquen en el cumplimiento normativo. Sin embargo, contar con un plan de prevención de delitos no siempre implica que su implementación sea efectiva. Para promover esa efectividad, es cuando podemos empezar a hablar del Behavioral Compliance.

Si bien no podemos dar una concreta definición de Behavioral Compliance, lo que sí podemos decir es que es la aplicación de las Ciencias del Comportamiento al cumplimiento normativo. Se trata de apoyarse, principalmente, pero no solo, en la psicología y la sociología, para ayudar a que todos los miembros de la organización se impliquen en cumplir con las medidas adoptadas en el plan de compliance.

Si vamos al significado de Behavioral Compliance, una traducción aproximada sería «Conducta de Cumplimiento».

Por lo tanto, con la aplicación del Behavioral Compliance, el compliance officer debe ir más allá de la elaboración del programa de compliance, de las reglas y normas para todos los miembros de la compañía (desde directivos a empleados), para asegurar que se evitan comportamientos ilícitos que puedan no solo tener consecuencias legales para quien los comete, sino también para la empresa, y aplicar técnicas que provienen del campo de la sociología y la psicología para fomentar el cumplimiento de dichas normas.

El Behavioral Compliance se basa en comprender cómo se comportan los individuos en determinados escenarios, qué les influye a un nivel subconsciente en su toma de decisiones y cómo pueden corregirse estos comportamientos para asegurar el cumplimiento normativo dentro de la empresa.

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Las Ciencias del Comportamiento al servicio del cumplimiento normativo

Comprender cómo y qué influye en los procesos de toma de decisiones de los individuos es clave para poder promover una mejor cultura del cumplimiento normativo en todos los niveles de la empresa.

Es cierto que un plan de compliance incluye las medidas correctivas para promover el cumplimiento, es decir, las posibles sanciones que pueden enfrentar aquellos empleados que se saltan las normas. Pero en muchas ocasiones esto puede resultar insuficiente, porque hay más elementos que entran en juego en esos procesos de toma decisiones.

Como hemos dicho, el Behavioral Compliance se apoya en las Ciencias del Comportamiento para ayudar a hacer efectivo el plan de compliance. Si bien su origen está en las administraciones publicaciones (creación de medidas para fomentar el respeto por las normas y su cumplimiento en la ciudadanía), son muchos ya los autores que han llevado su aplicación a la empresa privada, como el Nobel de Economía, Richard H. Thaler, para ayudar a entender esos otros elementos presentes en un proceso de toma de decisión de un empleado.

Estos elementos son denominados por varios autores como «sesgos cognitivos» e influyen en la forma en que las personas toman decisiones en diferentes situaciones de su día a día, incluido el trabajo.

Los sesgos

Los sesgos cognitivos, en principio, tienen la función de ayudar en los procesos de toma de decisiones rápidas, pero en muchas ocasiones y especialmente en entornos conocidos, pueden crear una desviación en el procesamiento mental y generar una interpretación ilógica o irracional.

Los sesgos cognitivos forman parte de nuestro inconsciente, se construyen a través de nuestra experiencia de vida y forman parte de nuestra forma de interpretar la realidad, de nuestra visión del mundo. Todo cuanto nos rodea contribuye a crear esos sesgos, incluso el clima y la cultura de la empresa, aquello que se transmite desde el gobierno corporativo, por ejemplo, o desde la ética empresarial.

Si quien se salta las normas no es castigado, podemos llegar a interiorizar que el cumplimiento de las normas no es importante para la empresa, aun cuando exista un plan de compliance.

Existen muchos tipos de sesgos cognitivos, pero los más habituales que tienen importancia para el compliance son:

  • Sesgo de conformidad: Las personas tienden a opinar o actuar conforme a lo que opine o haga la mayoría; es más fácil seguir la corriente general, por errónea que sea, que actuar de forma diferente.
  • Sesgo del espectador: Ocurre cuando muchas personas conocen lo que está ocurriendo y saben qué está mal, pero deciden no actuar, pensando que otro lo hará en su lugar.
  • Sesgo del experimentador: Se produce cuando la persona parte de una hipótesis que cree válida e interpreta toda la información que recibe para justificar dicha postura de partida, lo que puede provocar llegar a conclusiones completamente erróneas.
  • Sesgo de identidad social: En un entorno donde hay poco respeto por la integridad y la ética, es fácil que las conductas de las personas sigan esa misma senda de forma bastante rápida.

Que estos sesgos sean inconscientes no quiere decir que no se puedan identificar, de la misma forma que se puede identificar qué los causa. En ese sentido, el papel que pueden jugar la Inteligencia Artificial y el análisis de datos son clave, puesto que pueden ayudar a predecir el comportamiento de los individuos en determinadas ocasiones y, en el ámbito del compliance, el comportamiento no ético.

Y cuando se identifican las causas, el compliance officer puede diseñar las medidas para corregir estos sesgos en los procesos de toma de decisiones. Es aquí donde los autores que han desarrollado esta «ciencia» del Behavioral Compliance, introducen el concepto de «nudges».

Los «Nudges»

Los nudges o «pequeños empujones» son eso mismo, «empujones» para poder influir en la conducta de los individuos para que tomen decisiones correctas. En este caso, los nudges tienen como objetivo que los empleados tomen decisiones adecuadas al cumplimiento normativo, es decir, más éticas.

Es importante señalar que los nudges no son ni órdenes ni prohibiciones, sino herramientas diseñadas para influir en el proceso de toma decisiones y evitar los sesgos cognitivos.

Existen diferentes formas de clasificar los nudges, pero aquí vamos a ver una que los divide en tres niveles.

Nudges

Nudges del primer nivel

Los nudges del primer nivel son aquellos destinados a dar información o recordarla, para que la persona que los recibe se pare a reflexionar cuando debe tomar una decisión. En ese sentido buscan evitar la decisión rápida, que, como hemos visto, puede estar influenciada por los sesgos cognitivos, y hacer que la persona reflexione desde un punto de vista ético o de los propios valores de la organización.

Se trata de implementar herramientas que frenen la acción rápida y que recuerden los límites éticos y valores a los empleados. Un texto del tipo «¿Está seguro de que la información facilitada es la correcta?» antes de que el empleado pueda enviar un documento, es un ejemplo simplificado de este tipo de nudge.

Nudges del segundo nivel

Los nudges del segundo nivel se basan en las opciones por defecto, implantando medidas donde la opción por defecto sea aquella que da como resultado el efecto deseado, en este caso, el cumplimiento de las normas y la prevención de los comportamientos ilícitos.

No se trata de eliminar opciones, sino de presentar la más adecuada como la opción por defecto, facilitando su elección.

Nudges del tercer nivel

Los nudges del tercer nivel se basan en presentar situaciones y opciones dentro de un contexto, para inducir respuestas asociativas en las personas. Por ejemplo, la percepción de control que los empleados pueden tener sobre sus acciones y comportamientos dentro de la organización, puede tener más peso que ejercer dicho control.

Por ejemplo, si se han instalado cámaras de videovigilancia en el centro de trabajo y los empleados saben que pueden estar vigilados, es menos probable que comentan actos delictivos o tengan comportamientos ilícitos.

Cómo incorporar el Behavioral Compliance a tu programa de Compliance

El programa de compliance por sí solo puede ser insuficiente para garantizar el cumplimiento normativo dentro de la empresa e, incluso, para demostrar ante los tribunales que se promueve y fomenta dicho cumplimiento entre todos los empleados y directivos. Por ello, la incorporación de prácticas de Behavioral Compliance dentro de dicho programa puede ser realmente importante.

El compliance officer puede servirse de las herramientas que se emplean en las Ciencias del Comportamiento para trazar un mapa de riesgos compliance relacionados con la forma en que los individuos toman sus decisiones, para predecir comportamientos poco éticos o que pueden suponer un riesgo de cumplimiento e implementar las medidas necesarias para corregirlos, los nudges de los que hemos hablado más arriba.

Como ya dijimos, apoyarse en la IA y el análisis de datos para prever cómo responderán en determinados escenarios las personas, es clave, y en ese sentido, aunque son figuras más relacionadas con el Business Intelligence, el Behavioral Compliance también se puede beneficiar de los conocimientos de un Data Architect y de una correcta data governance en la organización.

Otras medidas de Behavioral Compliance que pueden aplicar dentro del programa de compliance encaminadas a eliminar sesgos cognitivos y promover comportamiento y conductas éticas pueden ser:

  • El análisis de comportamientos ilícitos dentro de la empresa, para identificar causas y motivaciones y ayudar a su reconocimiento y denuncia por parte de todos los miembros de la organización.
  • Fomentar un clima laboral donde se respeten los valores éticos y de la compañía.
  • Fomentar y concienciar sobre la importancia del cumplimiento normativo y de denunciar aquellos comportamientos ilícitos de los que se es testigo.
  • Implantar incentivos que refuercen las conductas éticas.
  • Diseñar e implementar herramientas que fomenten la reflexión en el proceso de toma de decisiones.
  • Implantar canales y cauces que permitan comunicar la importancia de la ética y valores de la empresa. Y escuchar los propios valores de todos los empleados, para, entre todas las partes implicadas, crear el conjunto de normas que formarán parte del plan de compliance.

En definitiva, el Behavioral Compliance es ir un paso más allá de elaborar el plan de compliance, comunicarlo y esperar a que los empleados lo cumplan, se trata de predecir comportamientos en determinadas situaciones y procesos de toma de decisiones y corregir los sesgos que operan en ellos, promoviendo a través de «empujones» la adopción de conductas éticas que lleven a cumplir con las normas internas de la empresa.

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