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Victimización secundaria. Qué es y consecuencias

Las víctimas de violencia de género no solo sufren los hechos causantes del delito, sino que se tienen que enfrentar a otro tipo de consecuencias derivadas de los procesos penales. A esto se le llama victimización secundaria, y en este artículo te contamos en qué consiste.

¿En qué consiste la victimización secundaria?

La victimización secundaria hace referencia a los efectos negativos que tiene para una víctima de violencia de género o abuso sexual su paso por los procesos penales. Es decir, son efectos derivados de la victimización primaria o hecho causante del delito, que aparecen cuando la víctima se tiene que enfrentar al “sistema”.

Dicho de otro modo:

La victimización secundaria se define como los daños de tipo psicológico que sufre la víctima a causa de la falta de información o asistencia adecuada por parte del sistema judicial. Este tipo de victimización es una consecuencia de la relación que se establece entre el sistema jurídico-penal y las víctimas.

La interacción de la víctima con el sistema jurídico y penal es susceptible de causar consecuencias económicas, sociales y psicológicas negativas en la víctima. Estos efectos negativos suelen estar motivados por las diferencias entre las expectativas de la víctima y la realidad del sistema penal. Este choque puede suponer para la víctima un recrudecimiento de los efectos negativos del delito o la aparición de sentimientos de incomprensión, indefensión o desamparo.

Un término muy relacionado con la victimización secundaria es el de revictimización. Y es que en muchos casos las víctimas de delitos sexuales o de violencia de género han de enfrentarse en numerosas ocasiones a los órganos judiciales, lo cual produce un perjuicio psicológico y aumenta el trauma de la víctima.

La victimización secundaria en la violencia de género suele aludir a los efectos que los procesos penales tienen en las víctimas, pero también hay otros “culpables”. Por ejemplo, las malas intervenciones por parte de médicos o psicólogos poco entrenados en estos casos, o incluso la mediatización de los casos por parte de los medios de comunicación.

Asimismo, los efectos negativos del paso por los procesos judiciales también se pueden ver agravados en los grupos de población más desfavorecidos o vulnerables, como es el caso de la victimización secundaria en niños.

Diferencias entre victimización primaria, secundaria y terciaria

La victimización primaria se refiere a los daños que una persona sufre de forma directa a causa de un hecho delictivo. Es decir, las consecuencias físicas o psicológicas derivadas del hecho en sí.

La revictimización o victimización secundaria se denomina a los efectos negativos que para la víctima tiene su paso por todo el proceso judicial. Esto incluye diversas situaciones que pueden ser traumáticas, desde los interrogatorios de la Policía, hasta los exámenes médicos y psicológicos, el tratamiento del suceso en los medios de comunicación, la demora del juicio, la obligación de compartir sala con el acusado, etc.

Por su parte, la victimización terciaria es aquella que se refiere a los hechos que el delito produce en el propio autor del mismo, o en terceros allegados, tanto a la víctima como al autor. Por ejemplo, las consecuencias que han de afrontar los amigos o familiares del autor del delito. Aquí entran en juego conceptos como el de la estigmatización. Por ejemplo, cuando el autor de un delito ha cumplido ya su condena y está reinsertado, pero tanto él como su familia siguen soportando las consecuencias de ser catalogado como “delincuente”.

La victimización secundaria y terciaria, como vemos, son dos conceptos muy distintos, pero tienen un punto en común: ambas son consecuencia del delito cometido.

Formas de victimización secundaria

Las formas de victimización secundaria se pueden definir en función de los momentos en que se produce. Por ejemplo, en el momento del arresto, en la declaración a la Policía, durante la atención sanitaria y psicológica, en el juicio o en la sentencia.

  • *Por ejemplo, el hecho de que la víctima sea en ocasiones culpabilizada y tenga que escuchar cosas como que si hubiera tenido otra actitud podría haber evitado que se cometiera el delito.

A su vez, también se puede hablar de victimización secundaria a diferentes niveles. El más obvio es el que se produce a nivel judicial, ante la incomprensión del sistema o la indefensión que siente la víctima. Sin embargo, los efectos también pueden afectar a nivel laboral, social o familiar.

Las formas de victimización secundaria no se limitan solo al ámbito judicial o penal. También se puede hablar de victimización secundaria en psicología, cuando la víctima tiene que recordar el trauma continuamente o no es tratada de la forma adecuada en las terapias psicológicas.

Causas y consecuencias de la revictimización

La victimización secundaria es producto de la propia estructura del sistema judicial o penal, y puede acarrear numerosas consecuencias negativas. A continuación lo vemos más en profundidad.

Causas

Entre las principales causas de la victimización secundaria están:

  • La falta de información que se brinda a la víctima acerca del funcionamiento de los procesos judiciales y sus tiempos.
  • La culpabilización de la víctima por parte del sistema y la subjetividad de los profesionales, lo que puede derivar en un maltrato institucional.
  • Relativización del daño causado a la víctima por parte de algunos profesionales.
  • El hecho de tener que testificar delante del autor del delito.
  • La frustración que se produce cuando las consecuencias penales para el autor no cumplen las expectativas de la víctima.
  • La lentitud con la que avanzan los procesos penales y la obligación a volver una y otra vez a recordar el trauma sufrido.
  • La falta de diligencia en la atención sanitaria o en el trato policial y judicial.
  • Otorgar prioridad a la objetividad del hecho delictivo, despersonalizando a la víctima y obviando su estado psicológico.
  • El uso de tecnicismos que impiden que la víctima comprenda correctamente el avance del proceso.
  • La interacción continua con profesionales que son a su vez desconocidos y que provoca en la víctima una situación de desamparo e incomprensión en la que no tienen cabida la intimidad o la protección.
  • La puesta en duda de la narración de la víctima en los juicios orales por parte de los defensores del victimario.

Consecuencias

Por su parte, todo esto repercute en una serie de consecuencias de la victimización secundaria, entre las que se pueden citar efectos negativos en el plano psicológico, social o económico:

  • Frustración, impotencia, sensación de desamparo y de que todo el proceso no sirve para nada.
  • Posibilidad de agravar las consecuencias psicológicas del delito al prolongar el sufrimiento de la víctima y obligarle a volver continuamente a recordar el trauma.
  • Pérdida de confianza en las instituciones y sus profesionales.
  • Todas las implicaciones que los efectos psicológicos negativos pueden tener en la vida personal, familiar y social de la víctima.

¿Cómo evitar la victimización secundaria en la violencia de género?

Las instituciones que están implicadas en el tratamiento de víctimas de violencia de género, abuso o chantaje sexual han de poner en práctica una serie de actitudes que contribuyan a evitar la victimización secundaria en la medida de lo posible:

  • Desarrollar habilidades de relación y comunicación que permitan manejar estas situaciones con mayor fluidez y consideración con la mujer.
  • Actuar con empatía, mostrando interés, preocupándose por su estado y evitando hacer juicios de valor.
  • Evitar el uso de paternalismos, las posiciones de excesiva autoridad o la relativización de los sucesos.
  • Transmitir en todo momento interés y confianza, haciendo especial hincapié en la seguridad e intimidad de la mujer durante su declaración.
  • Informar de forma clara de los recursos disponibles, de los tiempos de los procesos judiciales y de las posibles consecuencias para el autor del delito.
  • No dar consejos, ni patologizar a la víctima o seguir victimizándola con expresiones o comentarios que denotan lástima.
  • Huir de los mitos o estereotipos de género, y sobre todo, de actitudes machistas.
  • Nunca hacer promesas que no se puedan cumplir y que den falsas esperanzas a la víctima.

Derechos de la víctima frente a los medios de comunicación

La victimización secundaria en los medios de comunicación es otro punto interesante a tratar. En la actualidad estamos muy acostumbrados a que los medios de comunicación difundan noticias cuyo único objetivo es alimentar el morbo o las necesidades de información de los ciudadanos. Es ocasiones, estas noticias son tratadas por periodistas sin los conocimientos o documentación necesaria en los procesos judiciales, o que trabajan sin la ética profesional adecuada, por ejemplo dando a conocer datos que forman parte del secreto de sumario.

Hay que tener en cuenta que la difusión de noticias acerca de víctimas de violencia de género, abusos sexuales o acoso ambiental en el trabajo pueden suponer un menoscabo a sus derechos personales, en especial cuando el tratamiento que se da a la información en los medios no es el adecuado. Esto contribuye a agravar la situación de la víctima, ya que puede ahondar en su trauma y crear un escenario idóneo para que se produzca la victimización terciaria.

El derecho a la información tiene su límite en los derechos y libertades de los individuos. Así, los medios tienen derecho a difundir información sobre hechos de interés público. Además, la información ha de cumplir los requisitos de veracidad, relevancia, y ser imprescindible para la correcta comprensión de la información.

Cualquier información facilitada por los medios que no cumpla los requisitos del párrafo anterior es susceptible de estar violando el artículo 20 da la Constitución Española, que limita el ejercicio de la libertad de información al respeto del derecho al honor, la intimidad, la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.

Por tanto, el papel de los medios de comunicación también puede suponer una de las principales formas de victimización secundaria, y la víctima tiene derecho a actuar en contra de estas informaciones siempre que atenten contra sus derechos fundamentales. El problema es que el mismo hecho de actuar ante las informaciones vertidas en los medios supone, de nuevo, regresar al hecho delictivo, impidiendo a la víctima pasar página y ahondando en los efectos negativos.