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Compliance

Tráfico de influencias. ¿Qué es y cómo identificarlo?

En este artículo te hablamos sobre una práctica que, por desgracia, está demasiado extendida en nuestro país y que va en contra de los principios del compliance y el buen gobierno. Nos referimos al tráfico de influencias. ¿En qué consiste? ¿Qué dice el ordenamiento jurídico español sobre esta conducta ilícita?

¿Qué es el tráfico de influencias?

La definición de tráfico de influencias sería “aquella acción destinada a conseguir que un cargo público dicte una resolución favorable para el influenciador o un tercero, a cambio de dinero u otros favores“. Se relaciona, por tanto, con el delito de cohecho.

En general, la legislación se refiere al tráfico de influencias en el sector público, pero como veremos más adelante, también es algo que se puede dar en el sector privado, esto es, en el ámbito de las empresas.

Generalmente, para que se de tráfico de influencias el influenciador debe actuar con prevalimiento, es decir, debe ostentar una posición ventajosa a la hora de hacer la sugerencia ilícita.

De esta manera, se trata de una práctica que suele ser realizada por aquellas personas que ostentan una posición jerárquica superior que les otorga la posibilidad de ejercer una presión sobre otra persona para que acceda a sus deseos.

Características

Una de las principales características del tráfico de influencias es que para que se produzca no solo se requiere de una persona que ejerza la influencia, sino que también se requiere que la otra parte lo permita, generalmente a cambio de algún favor, retribución económica, o bajo amenazas.

Anteriormente hemos dicho que normalmente el tráfico de influencias se basa en una posición jerárquica superior, pero no siempre tiene por qué ser así. Existen las llamadas influencias reales, en las que el instigador realmente tiene influencia sobre el funcionario, y las influencias simuladas, en las que el influenciador no tiene realmente este poder. Sin embargo, aunque la influencia sea simulada, se puede llegar a producir el tráfico de influencias, si el destinatario de la propuesta accede al soborno.

El cohecho y tráfico de influencias son prácticas que se suelen dar con mayor frecuencia en países con un ordenamiento jurídico inestable o con una burocracia ineficaz, en los que resulta más sencillo y menos arriesgado adoptar estas conductas ilícitas.

¿Qué normativa lo regula?

El tráfico de influencias en España está regulado en los artículos 428 y 429 del Código Penal. En concreto, el artículo 428 señala que incurrirá en este delito “el funcionario público o autoridad que influyere en otro funcionario público o autoridad prevaliéndose del ejercicio de las facultades de su cargo o de cualquier otra situación derivada de su relación personal o jerárquica con éste o con otro funcionario o autoridad para conseguir una resolución que le pueda generar directa o indirectamente un beneficio económico para sí o para un tercero“.

Como vemos, la normativa española se centra en el tráfico de influencias entre funcionarios públicos. En este caso, puede estar relacionado con otros términos como el nepotismo, cuando se aplica en el plano político.

Sin embargo, el tráfico de influencias también se puede dar en el ámbito privado, en cuyo caso se suele relacionar con conceptos como el enchufismo y el amiguismo.

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Conductas que suponen delito de tráfico de influencias

El tráfico de influencias se puede dar a través de dos tipos de conductas: la influencia o el ofrecimiento. Veamos en qué consiste cada una de ellas.

Influencia

Cuando se habla de influencia se hace referencia a la acción de un particular, autoridad, funcionario público o entidad privada para influir en una determinada resolución para que ésta sea favorable a sus intereses, principalmente económicos.

Ofrecimiento

El ofrecimiento sería el caso contrario. En este caso, sería la autoridad o el funcionario público quien se ofrece a dictar una resolución favorable a cambio de regalos, dinero, o cualquier otra compensación.

¿Qué finalidad se persigue?

En la mayoría de casos, el tráfico de influencias persigue un beneficio económico. Por ejemplo, una empresa soborna a un funcionario para que le adjudique un proyecto urbanístico. Ambos salen beneficiados, la empresa que ganará dinero con el proyecto, y el funcionario, que recibe un dinero de la empresa.

Aparte, también se pueden perseguir otro tipo de fines, generalmente relacionados con la posición política y social, o la influencia mediática. En definitiva, el tráfico de influencias es una práctica ilícita realizada por aquellos que buscan dinero y poder.

Tráfico de influencias en el sector privado

El tráfico de influencias es una práctica más habitual de lo que debería también en el sector privado, y que va en contra del principio del buen gobierno corporativo.

Las grandes empresas suelen hacer uso de su poder para influir en decisiones políticas o sociales, por ejemplo, la aprobación de leyes favorables a sus intereses económicos.

Por otra parte, el tráfico de influencias en la empresa también se puede dar a nivel interno. Por ejemplo, si un cago directivo se aprovecha de su posición para solicitar favores a otros empleados por debajo en la escala jerárquica.

Para evitar este tipo de conductas, las empresas deben aplicar los principios del compliance y disponer de un canal de denuncias interno para notificar este tipo de actividades ilícitas y prevenir sobornos.

Grupos de presión, grupos de cabildeo o lobbies

El tráfico de influencias no solo se ha extendido al ámbito privado, sino también a otros ámbitos de la vida, por ejemplo el social y el político.

Un ejemplo de ello son los llamados lobbies o grupos de presión. Se trata de colectivos con intereses comunes que desarrollan acciones encaminadas a influir en las decisiones políticas y sociales. En algunos casos su poder es tan grande que son capaces de hacer notar su influencia a nivel global.

Estos grupos de presión no solo buscan un beneficio económico, sino que tienen como objetivo incidir en decisiones políticas o dominar los canales mediáticos desde las sombras para influir en la opinión pública, de manera que la sociedad vea con buenos ojos sus propuestas.

Consecuencias y responsabilidades penales

El tráfico de influencias es un delito tipificado en el Código Penal español. En concreto, las penas que llevan aparejadas este tipo de conductas son:

  • Pena de prisión de 6 meses a 2 años.
  • Multa del tanto al duplo sobre el beneficio obtenido o perseguido (por ejemplo, si el beneficio perseguido es de un millón de euros, la multa será de entre uno y dos millones de euros).
  • Inhabilitación de 5 a 9 años para ejercer como cargo público.
  • Imposibilidad durante 6 a 10 años de acceder a subvenciones públicas o incentivos fiscales

Ejemplos

Se pueden citar numerosos ejemplos de tráfico de influencias en nuestro país, aunque no nos vamos a centrar en casos concretos. Solo hay que pensar en las llamadas puertas giratorias, en las que los políticos retirados de la actividad política entran a formar parte de los Consejos de Administración de grandes compañías. De esta manera, el político obtiene remuneraciones muy elevadas y, a cambio, la empresa consigue información privilegiada de quien estuvo en el gobierno.

Hay muchos otros ejemplos de prácticas que se consideran como tráfico de influencias:

  • Dar prioridad a un expediente sobre el resto a la hora de conseguir licencias para proyectos urbanísticos.
  • Hacer uso de la posición jerárquica para paralizar procedimientos sancionadores o aminorar sus consecuencias.
  • Influir en empresas a través de sobornos o amenazas para que contraten a amigos o familiares.

Diferencia entre cohecho y tráfico de influencias

Si bien el cohecho y el tráfico de influencias son ambos delitos contra la administración pública, cometidos por funcionarios o autoridades y en muchos casos pueden estar relacionados, no se trata del mismo tipo de delito. La diferencia entre ambos radica en la razón por la que se llevan a cabo.

Ya hemos visto que en el tráfico de influencias, el funcionario o autoridad que comete este delito, ejerce presión sobre el funcionario o autoridad que quiere que dicte una resolución favorable para ella o un tercero, valiéndose para ello de su relación jerárquica superior (sea esta real o ficticia).

En el caso del cohecho no existe esa presión jerárquica, sino que el delito lo comete un funcionario o autoridad cuando acepta o solicita alguna dádiva, favor o retribución de un particular para realizar un acto contrario a los deberes de su cargo o retrasar injustificadamente un acto que debiera practicar o, en el tipo impropio de cohecho pasivo, acepta el regalo o la retribución por realizar un acto propio de su cargo, pero por el que no debería recibir nada a cambio.

En definitiva, el tráfico de influencias en el Código Penal está tipificado como un delito relacionado con conductas en la administración pública, pero también se puede aplicar en el ámbito privado. En ambos casos, se persigue un fin ilícito, relacionado con la obtención de dinero y/o poder por vías ilegales.

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