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El lenguaje no sexista e inclusivo en el ámbito laboral. Con Ejemplos

Una de las formas en que las empresas pueden mostrar su compromiso con la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, es a través del uso de un lenguaje no sexista e inclusivo, ya que el cómo comunicamos y el lenguaje que empleamos contribuyen a configurar la realidad social.

En este artículo explicaremos qué se entiende por lenguaje inclusivo y no sexista y cómo pueden adoptarlo y aplicarlo las empresas. Además, daremos algunos ejemplos de lenguaje inclusivo y no sexista para que podáis ver cómo se aplican sus recursos.

¿Qué es el lenguaje no sexista e inclusivo?

El lenguaje no sexista e inclusivo es un código de comunicación con el que se tiene en cuenta que la realidad es sexuada y que hace posible que mujeres y hombres puedan nombrar esa realidad desde su género, sin invisibilizar ni subordinar ninguna de los sexos.

El lenguaje inclusivo se emplea (o debe emplearse) como contraposición al lenguaje sexista, ya que este no solo puede invisibilizar a las mujeres, sino también perpetuar estereotipos y roles de género, que, en algunos casos, conllevan también la infravaloración de las mujeres.

Es cierto que el uso del masculino genérico o neutro se debe más a la inercia y la tradición cultural y lingüística, que a la intención de invisibilizar o infravalorar a las mujeres, pero, como decíamos en las primeras líneas de este artículo, la forma en cómo nos comunicamos y empleamos el lenguaje, contribuye a configurar la realidad social. Por ello, usar un lenguaje no sexista e inclusivo puede ayudar a cambiar ciertas percepciones de la realidad que tenemos preconcebidas.

Pongamos un par de ejemplos de lenguaje no inclusivo; todavía es muy habitual hablar de las «señoras de la limpieza» en vez del «personal de limpieza». O «los médicos y las enfermeras» cuando hablamos de estos profesionales de la salud como colectivo, en vez de decir «personal sanitario».

Por lo tanto, cuando hablamos de lenguaje inclusivo con perspectiva de género, nos estamos refiriendo a sustituir (respetando siempre las normas gramaticales y sin dar lugar a sensaciones de artificialidad) el masculino genérico o neutro, por términos y expresiones que permitan visibilizar a la mujer en los diferentes ámbitos de la vida pública y privada, aunque en el artículo que nos ocupa, nos centraremos en el uso del lenguaje no sexista en las empresas.

Lenguaje inclusivo y lenguaje no sexista ¿Son lo mismo?

Solo cuando nos referimos al lenguaje inclusivo como «lenguaje inclusivo en cuanto al género» o «lenguaje inclusivo no sexista» podemos decir que es lo mismo que lenguaje no sexista, ya que ambos conceptos se refieren a expresarse, sea por escrito o de forma oral, sin discriminar a un sexo y sin perpetuar estereotipos de género.

El concepto de lenguaje inclusivo también hace referencia al empleo de un lenguaje que no denota sexo o género y que tiene en cuenta las diferentes identidades de género existentes.

Dentro del ámbito laboral y en este artículo en concreto, en lo que a comunicación inclusiva y no sexista se refiere, nos centramos en esa primera acepción.

La importancia del lenguaje inclusivo en las empresas

El uso del lenguaje inclusivo en las empresas es importante, como hemos dicho, para demostrar el compromiso de la empresa con la igualdad de género, pero también porque a través de su empleo, la empresa estará contribuyendo a cambiar la percepción de la sociedad, ayudando a visibilizar a la mujer y a acabar con los estereotipos de género que hasta ahora se han venido perpetuando.

Este compromiso con la igualdad y con acabar con la discriminación laboral de la mujer, crea y ayuda a mantener una buena imagen corporativa y en cuanto al lenguaje no sexista e inclusivo, se convierte en un elemento más de la responsabilidad social corporativa de la organización, ya que este tipo de acciones y medidas transcienden hacia la sociedad.

Diseñar e implantar un plan de igualdad en la empresa es un primer paso muy importante para cualquier organización (sin olvidar que el plan de igualdad es obligatorio para empresas con más de 50 trabajadores), pero no solo se trata de proponer medidas de mejora, como las encaminadas a acabar con la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, sino llevarlas a la práctica de forma efectiva y el uso de un lenguaje no sexista en el ámbito laboral no solo es una medida más, sino que ayuda a crear un entorno donde trabajadoras y trabajadores se visibilizan de la misma forma.

¿Cómo aplicar en mi empresa el lenguaje no sexista e inclusivo? Ejemplos

Vista la importancia del lenguaje no sexista e inclusivo para las empresas comprometidas con la igualdad, pasamos a ver cómo aplicarlo de manera práctica. Más abajo dejaremos también varios ejemplos de lenguaje inclusivo y no sexista, para ilustrar lo que vamos a ver en los siguientes puntos.

Junto a otras acciones positivas de igualdad, el empleo del lenguaje no sexista en el trabajo debe aplicarse tanto dentro de la empresa como hacia el exterior, usándolo en la comunicación interna y  externa, así como en el uso de lenguaje verbal como no verbal.

Es cierto que el uso de construcciones y formas no sexistas implican un esfuerzo consciente por parte de toda la organización, desde la dirección hasta la plantilla, además, es necesario recurrir a alternativas que no acaben sonando demasiado artificiales o hagan que se pierda el sentido de la comunicación o dificulten su lectura o comprensión.

Por ese motivo, a continuación veremos una serie de recomendaciones a modo de manual de lenguaje no sexista para aplicar en la gestión y comunicación diaria de la empresa.

Cómo aplicar el lenguaje inclusivo y no sexista en mi empresa

Ejemplos de cómo aplicar el lenguaje inclusivo y no sexista en mi empresa

Empieza por no abusar del masculino genérico

La primera recomendación para el uso de un lenguaje inclusivo entre los trabajadores y trabajadoras es dejar de abusar del masculino genérico, especialmente cuando se usa como falso genérico.

Existen una gran cantidad de alternativas que se pueden emplear en lugar de recurrir a ese masculino genérico, tal y como podemos ver en la tabla creada a tal efecto en la guía de lenguaje no sexista del Ministerio de Igualdad, de la que enumeramos algunos ejemplos de lenguaje no sexista e inclusivo evitando el masculino genérico:

  • Sustituir por genéricos reales como «plantilla» para «los trabajadores de…».
  • Emplear perífrasis como «el personal de limpieza» en vez de «las limpiadoras».
  • Usar construcciones metonímicas como sustituir «el Director de la empresa» por «la Dirección de la empresa».
  • Evitar usar determinantes con género gramatical si no son necesarios y emplear determinantes sin marca de género, como «quien», «quienes» o «cada».
  • Usar formas personales de los verbos para evitar usar sustantivos en masculino, utilizando el plural de primera persona, la segunda persona del singular o «usted». O, si es posible, recurrir a formas no personales de los verbos.

Personaliza el mensaje si sabes a quién va dirigido

Cuando sabemos a quién va dirigido el mensaje, siempre debemos optar por personalizarlo, de manera que si la destinataria de una comunicación es una mujer, todas las palabras que denoten género irán en forma femenina.

El empleo de desdoblamientos y otras soluciones de estilo

El desdoblamiento es un recurso que cada vez nos encontramos de forma más habitual en todo tipo de documentos, sin embargo, también es cierto que un uso abusivo del mismo puede ralentizar la lectura o el discurso, por lo que siempre que sea posible, se recomienda a recurrir a formas como las citadas en el punto anterior.

Cuando se usan desdoblamientos, se recomienda, además, alternar la precedencia entre la forma masculina y la femenina, de manera que no siempre se empieza por defecto empleando la masculina.

Cuando hablamos de soluciones de estilo en lenguaje no sexista, nos referimos a recurrir a barras «/» o arrobas «@». Si bien ambos son recursos válidos para denotar ambos sexos, deberían emplearse solo cuando no se encuentren mejores alternativas.

El uso de barras implica que todos los elementos que concuerden con el sustantivo, deben adoptar esta forma; por ejemplo, todos/as los/as trabajadores/as, lo que dificulta la lectura de los textos y genera un rechazo estilístico.

En cuanto a la arroba, solo sirve como solución para el lenguaje escrito y su uso está más asociado con el lenguaje informal, más que para emplearlo en documentación de la empresa.

En ambos casos, como decíamos, se recomienda usarlos solo cuando no haya alternativas mejores.

Formas de tratamiento simétricas

Utilizar formas de tratamiento simétricas puede ayudar a sensibilizar y promocionar la igualdad dentro de la empresa y, desde ella, en la sociedad, convirtiéndose en uno de los beneficios del lenguaje no sexista, ya que contribuye a visibilizar a la mujer fuera del ámbito privado y doméstico, al que tradicionalmente quedaba relegada.

Para incorporar formas de tratamiento simétricas hay que evitar el uso de las asimétricas, por ejemplo, dejar de usar «señorita» (puesto que no hay un equivalente en masculino que denote el estado civil del hombre) utilizando «señora» o «señor» o «señores/as». O utilizar el mismo trato para hombres y mujeres; si, por ejemplo, a los hombres siempre se les hace referencia usando el apellido, también hacerlo cuando la comunicación va dirigida a mujeres.

También hay que intentar desterrar el uso de fórmulas de tratamiento masculino en los documentos administrativos, incorporando fórmulas como «firmado» en vez de «firma del interesado» o recurriendo a la doble forma D. / Dña. o viceversa.

¿Qué ocurre con los oficios, profesiones y cargos?

Respecto a los oficios, profesiones y cargos, se recomienda emplear el género femenino cuando estos estén desempeñados por una mujer, siempre que morfológicamente sea posible hacerlo (por ejemplo, profesor, profesora, doctor, doctora, arquitecto, arquitecta…).

Cuando no sea posible adaptar el término a una forma femenina o se haga referencia a mujeres y hombres, se deberá optar por recurrir a desdoblamientos, barras, palabras genéricas o que no impliquen género en la medida de lo posible.

Las formas de lenguaje no verbal tampoco deben discriminar

Tampoco podemos olvidarnos de las formas de lenguaje no verbal, como el empleo de imágenes para comunicar mensajes, tanto de manera interna como de cara al exterior donde es más fácil encontrar algún ejemplo de lenguaje sexista. Por ello, la comunicación no verbal que empleemos en la empresa debe evitar caer en discriminaciones o promover los estereotipos de siempre.

Para ello se recomienda, especialmente en la cartelería, dejar de emplear la figura masculina como única y emplear también la figura femenina, contribuyendo a visibilizar así a la mujer en diferentes situaciones y roles. Se trata de reducir el uso de iconos, símbolos o logotipos androcéntricos o sexistas.

Además, también se procurará visibilizar a los hombres en cualquier tipo de actividad, para tratar de desterrar la asociación de ciertos empleos, oficios o actividades solo con las mujeres.

Más ejemplos de lenguaje inclusivo y no sexista

En puntos anteriores ya hemos visto algunos ejemplos de lenguaje inclusivo y no sexista al que podemos recurrir para emplear en la empresa, tanto en la comunicación escrita como en la oral y la no verbal. A continuación vemos otros ejemplos de lenguaje inclusivo que podemos usar en la comunicación escrita y no verbal de nuestra empresa.

Como ejemplo de lenguaje no sexista e inclusivo, cuando hacemos referencia a la representación legal de los trabajadores, podemos usar la fórmula «Representación legal de las personas trabajadoras».

Usaremos plantilla o personas trabajadoras en vez de trabajadores o empleados.

Si la comunicación proviene de los administradores, podemos recurrir a la «administración».

En «el empleado cumplimentará el impreso…», se puede usar «se cumplimentará el impreso».

En modelos de cartas para solicitar permisos o excedencias por motivos relacionados con los hijos, se puede recurrir a fórmulas de desdoblamiento: hijo/a o a «en adopción» (en vez de adoptado).

Si queremos ilustrar el tema de la conciliación laboral y familiar en una comunicación con una imagen, podemos recurrir a una que rompa con los roles de género.

Plan de Igualdad para empresas

El lenguaje no sexista e inclusivo y la controversia que suscita

El empleo de lenguaje no sexista e inclusivo viene acompañado de cierta controversia, especialmente desde académicos y expertos en el campo de la lingüística, que argumentan contra el uso de este lenguaje por diferentes motivos. Es cierto que emplear las fórmulas que hemos visto a lo largo de este artículo, implica un esfuerzo consciente y, además, se pierde parte de la naturalidad con la que nos expresamos. Pero no se puede negar que el lenguaje, como ya dijimos, contribuye a configurar nuestra visión de la realidad.

Si solo empleamos el masculino genérico para hablar de profesiones, en cierta medida se invisibiliza a las mujeres que desempeñan estas profesiones (aunque no sea intencional), que se seguirán asociando más con el hombre que con la mujer. Evidentemente, en esto entran en juego más factores (como la visibilización en medios de comunicación, eventos, etc.), pero el lenguaje también juega su papel.

Volviendo al ejemplo del personal de limpieza, si siempre nos referimos a estas personas como las limpiadoras o las señoras de la limpieza, seguimos contribuyendo al imaginario colectivo de que es una profesión solo desempeñada por mujeres. No muy diferente a lo que ocurría con las azafatas de vuelo; cuando a este puesto empezaron a incorporarse hombres, se acuñó un nuevo término para ello, el de auxiliares de vuelo, que no denota género alguno, aunque la profesión está todavía muy feminizada.

Si solo hablamos de los directivos en todas las comunicaciones de la empresa, a la mente de quienes reciben esos mensajes acudirá la imagen de unos señores con corbata, aunque la mayoría sean, en realidad, directivas.

A fomentar la igualdad de género contribuyen muchos factores, es cierto, pero el lenguaje es también uno de ellos y empezar a usar lenguaje no sexista e inclusivo en la empresa es uno de los primeros pasos para comenzar ese camino hacia el cambio.

¿El uso del lenguaje inclusivo y no sexista es obligatorio?

No. No hay ninguna ley o norma que haga el uso del lenguaje inclusivo y no sexista obligatorio, pero sí se recomienda su adopción para fomentar la igualdad en las empresas y, como hemos señalado ya, promover esta en la sociedad.

No es una obligación, pero el uso del lenguaje inclusivo y no sexista pone de manifiesto el compromiso de las empresas con la igualdad de género tanto a nivel interno como externo.

¿Cómo promover un lenguaje no sexista? Recomendaciones para empresas

Cerramos este artículo respondiendo a la pregunta de cómo promover un lenguaje no sexista e inclusivo, con un resumen de las recomendaciones que hemos hecho a lo largo del mismo para implementarlo en el ámbito laboral:

  • Evitar usar el masculino genérico.
  • Si sabemos a quién va dirigido el mensaje, personalizar el tratamiento según su sexo.
  • Usar el cargo o profesión en vez de la persona.
  • Recurrir a desdoblamientos o barras solo cuando no haya otra alternativa.
  • Si nombramos a mujeres y hombres, hacerlo de forma alternativa y cambiando el orden de precedencia.
  • Evitar usar «todos», «nosotros», etc., y recurrir a formas como «la empresa», «la organización», etc.
  • En el uso de imágenes, procurar que haya una representación equilibrada de hombres y mujeres.
  • Emplear imágenes que no contribuyan a mantener los estereotipos de género.
  • Intentar usar siempre, en la medida de lo posible, sustantivos, pronombres o determinantes que no denoten género.

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