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Laboral

La cláusula de confidencialidad en el contrato de trabajo

Es muy posible que alguna vez a lo largo de vuestra vida profesional hayáis tenido que firmar alguna cláusula de confidencialidad en un contrato laboral, ¿pero qué son exactamente estas cláusulas?, ¿qué implican?, ¿hace falta siempre incluir una cláusula de confidencialidad en el contrato? En este artículo daremos respuestas a estas y otras cuestiones relacionadas con las cláusulas de confidencialidad.

¿Qué es la cláusula de confidencialidad?

La cláusula de confidencialidad es un instrumento legal que las empresas pueden usar, incluyéndolas en los contratos de trabajo, para proteger y defender su información más sensible de posibles filtraciones por parte de sus empleados.

Por lo tanto, la cláusula de confidencialidad es un elemento del contrato laboral mediante el cual, el empleado se compromete a no divulgar ningún tipo de información considerada confidencial o sensible por parte de la compañía.

En muchas ocasiones podemos encontrarla como la cláusula de confidencialidad y no competencia, puesto que la confidencialidad de la información de las empresas está muy relacionada con evitar que su competencia pueda conocer diferentes aspectos de la misma, como puede ser su Know how, su propiedad industrial y/o intelectual, sus clientes, sus proveedores, etc. Por ese motivo y para evitar que un ex-empleado pueda revelar ese tipo de información sensible, se incluyen en los contratos laborales este tipo de cláusulas.

¿Para qué sirven las cláusulas de confidencialidad de los contratos de trabajo?

Como ya hemos establecido en el punto anterior, las cláusulas de confidencialidad de los contratos de trabajo sirven para asegurar que los empleados, sean estos de la categoría que sean y la posición que ocupen en la compañía, no difundan, compartan o divulguen información sensible de la empresa, tanto durante la relación laboral como una vez finalizada esta (aunque la cláusula deberá especificar un periodo de tiempo concreto).

Aunque el Estatuto de los Trabajadores no cita explícitamente la confidencialidad, su artículo sí establece como obligación de los empleados los deberes de diligencia y buena fe, de los que se deriva esta obligación de mantener el secreto de la información obtenida de la empresa durante y después de la relación laboral.

Por lo tanto, la cláusula de confidencialidad sirve para reforzar, precisamente, ese deber de buena fe recogido en la legislación laboral. Y puede aplicarse a toda aquella información que la empresa considere confidencial, así como para garantizar la confidencialidad de datos que recoge la normativa de protección de datos y que los empleados también deben contemplar y cumplir.

Contenido de la cláusula de confidencialidad

La cláusula de confidencialidad debe contener y especificar:

  • Qué información se considera confidencial (no toda información puede ser secreta y, por tanto, debe especificarse cuál considera la empresa que lo es).
  • Duración del compromiso de confidencialidad (si este se limita a la duración de la relación laboral o se prorroga un tiempo más, especificando cuánto tiempo, lo habitual es que sean 2 años).
  • Custodia de los dispositivos de la empresa que puedan contener información confidencial y no que no serán usados fuera de las obligaciones laborales.
  • No se harán copias en dispositivos externos de almacenamiento o en la nube privada del empleado (si la tuviera) de la información considerada confidencial.
  • Las consecuencias que tendrá el no cumplimiento del deber de confidencialidad establecido en la cláusula.

En definitiva, se trata de especificar en la cláusula de confidencialidad toda la información y obligaciones respecto al deber de confidencialidad que debe cumplir el empleado.

Límites de la cláusula de confidencialidad

Podemos decir que no hay límites para la cláusula de confidencialidad, una vez se ha especificado qué información tiene consideración de confidencial o sensible por parte de la compañía, salvo que, el empleado deba aportar información confidencial por orden de un organismo jurisdiccional o administrativo, es decir, que se le requiera aportar información por orden judicial en el contexto de una investigación.

Cláusula de confidencialidad

¿Qué implica para el trabajador la firma de la cláusula de confidencialidad?

Aparte de tener que cumplir con el deber de confidencialidad, la firma de una cláusula de confidencialidad suele llevar asociado una compensación económica, especialmente de cara a que su vigencia se extienda más allá de la relación laboral y cuando aparece junto al pacto de competencia, que puede, durante el tiempo que deba respetarse, impedir al ex-empleado trabajar para empresas de la competencia.

Consecuencias por no cumplir con las cláusulas de confidencialidad

No cumplir con la cláusula de confidencialidad puede acarrear consecuencias para el empleado o ex-empleado, aunque estas serán diferentes en función de cuando se incumpla el deber de confidencialidad.

Así, si el empleado vulnera lo firmado en la cláusula y divulga información sensible de la empresa, especificada como tal por esta, podrá ser sancionado por la empresa e incluso suponer su despido disciplinario (si dentro del reglamento interno de la empresa este tipo de acciones se castigan con el despido), de manera que no tendrá derecho a indemnización.

Cuando la relevación de información sensible se produce una vez terminada la relación laboral, pero dentro del periodo de vigencia especificado en la cláusula de confidencialidad, la empresa podrá llevar a cabo las acciones legales que crea oportunas contra el ex-empleado, como puede ser una demanda y la solicitud de daños y perjuicios.

Evidentemente, en ambos casos, es necesario demostrar y acreditar mediante pruebas válidas y fehacientes que el empleado o ex-empleado ha revelado o compartido información confidencial con terceros y que esto ha supuesto un perjuicio para la empresa.

¿Qué ocurre si un trabajador se niega a firmar la cláusula de confidencialidad?

Negarse a firmar la cláusula de confidencialidad puede ser motivo de despido disciplinario. Así lo recogió la Sentencia 221/2017 del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que reconoció como procedente el despido disciplinario de una trabajadora que se negó reiteradas veces a firmar la cláusula de confidencialidad del contrato. En este caso, además, la firma de la cláusula de confidencialidad era un requisito para la realización de varios proyectos.

Pero más allá, y centrándonos en la protección de datos, tanto el RGPD como la LOPDGDD establecen que el responsable del tratamiento debe garantizar que las personas autorizadas para tratar datos personales se han «comprometido a respetar la confidencialidad o están sujetas una obligación de confidencialidad de naturaleza legal». Ese compromiso y esa obligación se pueden basar en la cláusula de confidencialidad del contrato laboral.

Por lo que si un trabajador se niega a firmarla, como ocurre sí la vulnera una vez firmada, puede ser motivo de despido disciplinario.

En el caso de una nueva contratación, si el candidato se niega a firmar la cláusula de confidencialidad, puede ser motivo para no terminar de celebrar el contrato.

Cuando en el contrato de trabajo no hay cláusulas de confidencialidad

Como ya dijimos, el deber de confidencialidad se deriva de la buena fe recogida en el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores, por lo que no esté incluida la cláusula de confidencialidad en el contrato de trabajo, no significa que el empleado no deba respetarlo y, por tanto, debe mantener el secreto de la información que pueda haber obtenido de la empresa.

Cabe señalar que las cláusulas de confidencialidad no siempre aparecen en los contratos laborales, ya que se suelen aplicar a mandos medios e intermedios, así como a los directivos. Pero, como hemos dicho, su no inclusión no elimina el deber de mantener la confidencialidad de aquella información que sea sensible y que cualquier miembro de la plantilla pueda manejar en el desempeño de sus tareas diarias.

Cláusulas de confidencialidad vs. Acuerdo de confidencialidad. Diferencias

A veces se confunden las cláusulas de confidencialidad con el acuerdo de confidencialidad, pero no son la misma cosa, aunque ambos instrumentos legales hagan referencia a la confidencialidad de la información propiedad de la empresa.

Ya hemos visto que las cláusulas de confidencialidad pueden formar parte del contrato laboral. Por su parte, el acuerdo de confidencialidad hace referencia a un acuerdo entre empresas. Es decir, puede darse como un contrato de confidencialidad entre dos compañías que van a trabajar juntas o una para la otra, de manera que tendríamos varias cláusulas de confidencialidad dentro de un contrato mercantil, o puede tomar la forma de una cláusula de confidencialidad entre empresas para una colaboración puntual.

Es decir, que la diferencia entre la cláusula de confidencialidad y el acuerdo de confidencialidad está en que el primero afecta a los trabajadores y el segundo a las empresas o profesionales con los que la empresa pueda colaborar o subcontratar.

Ejemplo de cláusula de confidencialidad

A continuación, y para ilustrar todo lo visto en el artículo, os dejamos un ejemplo de cláusula de confidencialidad que podéis encontrar en cualquier contrato de trabajo:

En conclusión, las cláusulas de confidencialidad son un instrumento legal para que las empresas puedan proteger su información sensible e intereses frente a empleados o ex-empleados irresponsables o malintencionados, que puedan revelar o difundir este tipo de información.

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